viernes, 27 de noviembre de 2015

Elogio del civismo

Crónicas mosconas 8
Elogio del civismo
Gustavo A. Fernández
 
Este fin de semana en Edimburgo he vuelto a sentir esa agradable sensación de civismo. La sociedad británica puede tener muchos defectos, como todas, pero en las aceras la gente te cede el paso, se respetan escrupulosamente las colas, no se grita ni se levanta la voz, son puntuales, no se cansan de repetir “please” y “sorry”… e infinidad de ejemplos de buenos modales que no son tópicos, sino una realidad que he vuelto a comprobar estos días. De regreso al aeropuerto de Santander, un señor quiere colarse, los peatones son como coches de choque que van a por ti, la encargada del parking no me atiende porque está hablando por teléfono y, en el restaurante,  una persona deja abierta de par en par la puerta del servicio con la luz encendida. Ya sé que está mal visto hablar de la buena educación en este país de pícaros, donde el que mola es el gamberrete, llamamos listo al tramposo y tiene razón el que más grita. Decir esto no es ser antiguo ni carca, nada puede ser más progresista que respetar al prójimo. Aunque quizá usted, querido lector, no está de acuerdo conmigo y yo puedo contestarle “sorry” al estilo británico o “jódete” al modo español, lo que usted prefiera.
 
(Publicado en La Nueva España el 25-11-2015)

lunes, 23 de noviembre de 2015

Demasiado tarde

Crónicas mosconas 7
Demasiado tarde
Gustavo Adolfo Fernández

Hace tiempo, Porfirio Guzmán donó al Museo Etnográfico su silla de barbero, navajas, máquinas de cortar el pelo y otros muchos utensilios. Cada vez que lo veía por la calle o en los partidos de fútbol, le decía que teníamos que ir a ver la barbería que montamos en el Museo con sus piezas y otras cedidas por Antonio Pavón. Pero pasaron los días, semanas, meses… y siempre surgían otras cosas que hacer. En la Casa de Cultura comenzamos a preparar una exposición sobre las barberías históricas del concejo; así que le dije a Porfirio que tenía que grabarlo un día para que me contara sus recuerdos y vivencias como peluquero. El 15 de octubre me invitaron a dar una charla en la residencia de mayores donde estaba Porfirio y aproveché para llevar la grabadora, pero no acudió. Pensé que lo vería al día siguiente que también visitaban en grupo el Museo, pero él tampoco fue y al preguntar me dijeron que no se encontraba bien. Ahora ya es tarde, demasiado tarde, Porfirio falleció el pasado viernes 13 de noviembre a la edad, que nunca aparentó, de 86 años. Sus navajas y herramientas, junto a otras muchas piezas donadas por otras muchas gentes, conforman la colección del Museo, la memoria de Grado

(Publicado en La Nueva España el 18-11-2015)

Porfirio magistralmente retratado por Eduardo Blanco

domingo, 22 de noviembre de 2015

¡Uy, no me enteré!

Crónicas mosconas 6
¡Uy, no me enteré!
Gustavo Adolfo Fernández

Este pasado domingo se celebró en la localidad candamina de Aces el Festival de la Castaña que alcanza ya su 33ª edición. Los organizadores me invitaron a impartir una conferencia sobre hórreos y, a pesar de que la charla fue a las once de la mañana, me sorprendió que acudiera bastante gente. Yo trabajo en la Casa de Cultura de Grado y precisamente este asunto de la afluencia de público es una de nuestras mayores preocupaciones y ocupaciones, pues dedicamos bastante tiempo y esfuerzo a tratar de anunciar y promocionar nuestras actividades. Lo más frustrante es cuando luego aparece alguien  que te reprocha:
—¡Uy, yo no vine porque no me enteré, es que no lo anunciasteis nada! 
Y tú o te muerdes la lengua o educadamente le contestas:
—Mire, lo hemos anunciado a través de nuestro listado de correos electrónicos, de la Web, del blog, Facebook, Twitter…
—¡Uy  —me interrumpe— es que yo no tengo Internet!
—También ha salido en el periódico.
—¡Uy, es que yo nunca lo leo!
—Pues hemos puesto carteles por Grado.
—¡Uy, pues en mi calle no!
—Bueno es que siempre se colocan en lo paneles municipales…
—Bueno, bueno, no te preocupes, pero la próxima vez que haya algo que me interese no te olvides de avisarme.

(Publicado en La Nueva España el 11-11-2015)

viernes, 13 de noviembre de 2015

Santiago y Santa Ana : tiempos de añoranza

Prólogo al libro "Santiago y Santa Ana : tiempos de añoranza"
Libro de fotografías publicado por la Hermandad de Santiago y Santa Ana en 2002


PRÓLOGO

Por Gustavo A. Fernández.

Me vas a permitir, querido lector, que comience este prólogo con un típico y quizá tópico refrán: “Hace más el que quiere que el que puede”. Este libro que tienes en tus manos es el perfecto ejemplo de ello, en él se aúnan los esfuerzos de la Hermandad de Santiago y Santa Ana y de la asociación juvenil ACFAYD, dos colectivos que conjugan a la perfección el verbo “trabajar”, al que además siempre acompañan del adverbio “altruistamente”y del suplemento “por Grado”. Es gratificante comprobar que aún hay moscones que de una u otra forma, en la medida de sus posibilidades, canalizan sus energías de forma positiva y dedican su tiempo libre a tirar del carro común de nuestro concejo.
 
La Hermandad ha tenido la feliz idea de ofrecernos esta colección de fotografías y documentos que ilustran y condensan la historia de nuestras tradicionales fiestas estivales, un material que ha recopilado ACFAYD y que viene a enriquecer la paupérrima bibliografía existente sobre Grado.

Fuese cual fuese la razón para tomar estas fotos, hayan sido hechas por profesionales o aficionados y estén más o menos desenfocadas, lo cierto es que han trascendido su valor inicial de recuerdo personal para convertirse ya en memoria y en historia común de todos los moscones. Cuando en las fiestas de este año, o del año que viene, o del siguiente, te hagas una foto junto a los que te quieren y son correspondidos, es posible que sin ser consciente de ello estés contribuyendo a la historia local, que estés sembrando una semilla que en el futuro recogerá ACFAYD o quienes vengan detrás.
 
Pero ¿podemos otorgarle sin más la categoría de histórica a una simple imagen del pasado?. Para hablar de historia hace falta introducir el concepto interpretación. Te invito precisamente a que hagas historia, a que no te limites a ojear estas fotos sino que las interpretes, dedícales un poco más de tiempo para rebuscar en ellas todos sus matices. Será entonces cuando cada uno de nosotros mirará estas fotos y ante la misma imagen verá cosas diferentes, por algo dicen los profesionales que el placer de la fotografía consiste en aprender a ver.

Creo sinceramente que este es además un libro de buenas fotografías, con lo cual no quiero decir que técnicamente estén bien hechas. Y es que personalmente opino que la efectividad de una imagen hay que medirla más por las reacciones que provoca, por su capacidad de sorprender o emocionar a quien la contempla, que por su factura técnica. Para los moscones, una selección de fotos de nuestras queridas fiestas de Santiago y Santa Ana, son a la fuerza buenas fotos, de esas que nos hacen evocar otros tiempos y que nos atacan directamente nuestra fibra más sensible.
 
Sí, definitivamente hace más quien quiere que quien realmente puede… por eso hay que darle las gracias por tantas cosas a la Hermandad y a la asociación ACFAYD. Pero en esta ocasión os damos las gracias por ofrecernos en las páginas siguientes unas instantáneas robadas al pasado para nuestro disfrute presente y futuro, por recordarnos con estas fotos que los moscones durante el mes de julio dejamos por una vez de tirarnos los trastos a la cabeza para disfrutar juntos de Santiago y Santa Ana. ¡Ojalá fuera siempre fiesta!.
 
El mismo texto tal y como apareció publicado en este libro.


domingo, 8 de noviembre de 2015

Independentismo

Crónicas mosconas 5
Independentismo
Gustavo Adolfo Fernández

No te asustes, querido lector, pues no pretendo hablar aquí del proceso independentista de Cataluña, entre otras cosas porque esta es una sección centrada en temas locales de Grado. No obstante, este asunto de actualidad nacional (o internacional si finalmente tiene lugar la secesión) me sirve de pretexto para recordar someramente las distintas segregaciones que ha vivido el concejo moscón a lo largo de su historia. En 1784 Candamo se independiza de Grado y en 1884 Trubia decide dejarnos por Oviedo sin que las autoridades locales de la época hicieran nada por evitarlo. En 1885 son las parroquias de Montovo, Llamoso y San Martín de Ondes las que nos abandonan para unirse a Belmonte de Miranda. Aún hoy andamos en líos con los concejos de Teverga y Santo Adriano porque los primeros nos reclaman la titularidad de 600 hectáreas y los segundos la parroquia de San Adriano del Monte. Me da la sensación de que en Grado siempre hemos sido demasiado “villanos”, es decir, que nos centramos  en la villa, en la capital, olvidando un poco el resto de parroquias del concejo; por eso no me extrañaría nada que cualquier día también Salcéu nos reclame su independencia. Como dije al principio, no ha sido mi intención que este texto pareciera una burda metáfora que compare Grado con España; aunque si así fuera, Yernes y Tameza sería Portugal.

(Publicado en La Nueva España el 04-11-2015)

jueves, 5 de noviembre de 2015

Presentación IV Encuentro de Clubs de Lectura de Asturias con Rosa Montero (Grado 4-10-2014)

IV Encuentro de Clubs de Lectura de Asturias con la escritora Rosa Montero
Grado, sábado 4 de octubre de 2014
Texto de presentación a cargo de Gustavo Adolfo Fernández (Bibliotecario de Grau/Grado)

Puedo prometer y prometo que seré breve, y a veces hasta cumplo mis promesas.

En “La hija del caníbal” de Rosa Montero leemos que Adrián, uno de los protagonistas: “Solía citar frases célebres, probablemente porque aún no confiaba lo suficiente en las suyas propias”.

A pesar de esta acertada frase, o precisamente por ello, voy a tomar una segunda cita de este libro (La hija del caníbal)
“… a menudo de los grosero nace lo sublime; del horror, la belleza, y de lo trascendental, la idiotez más completa”•

Y digo esto porque como bien podéis apreciar, esto no es el Centro Cultural Niemeyer ni la Laboral Ciudad de la Cultura, no es el Teatro Jovellanos ni el Campoamor, esto es un polideportivo de pueblo. Nos hubiera encantado recibiros en un teatro o un auditorio, pero en Grado no tenemos.

El que da lo que tiene, lo da todo, esta es una cantinela que he repetido durante estos meses previos a este encuentro a mis compañeras bibliotecarias del grupo de animación a la lectura, a mi gente del club de lectura y del Foro de Creación de la biblioteca de Grado, al ayuntamiento y a Patricia, la concejala de cultura. El que da lo que tiene, lo da todo… sobre todo me he repetido esta frase a mi mismo… hasta convencerme.

A los de Grado nos llaman moscones, nuestro gentilicio oficial no es gradenses, sino moscones; hay diversas interpretaciones, muchas historias y leyendas sobre el origen de este apelativo. Una de ellas cuenta que durante la Guerra de Independencia contra los franceses, allá por 1808, las tropas de Grado moscamos, es decir, que nos espantamos, que echamos a correr, que fuimos unos cobardes vamos.

Sin embargo, esta vez creo que hemos sido valientes al apostar por organizar este acto a pesar de que una de nuestras mayores preocupaciones era ¿qué imagen se llevará esta gente de Grado al organizarlo en un polideportivo?

Cerrad los ojos e imaginad que hoy este polideportivo es una biblioteca… y este que os habla un presentador. Rosa, lectores, ¡bienvenidos a la biblioteca de Grado!

Lo único real, lo único importante es precisamente que Rosa Montero, escritora, está aquí con nosotros, sus lectores, el contexto no nos importa, sólo el texto; no importa lo que veas, sino las palabras que vas a escuchar y a decir también, porque este es un diálogo entre lector y autor (sólo que a lo grande, muchos lectores, más de 500 lectores de los clubs de lectura de toda Asturias y una de las más grandes escritoras en lengua castellana, Rosa Montero).

Quiero agradecer a mis compañeras (casi todas mujeres) del Grupo de Animación a la Lectura de las Bibliotecas Públicas Asturianas, su confianza a la hora de elegir Grado como sede de este encuentro, hemos sido valientes… y si el experimento sale bien, abrimos la puerta a que cualquier lugar de Asturias sea sede de futuros encuentros, independientemente de que el político de turno se decantara por gastarse nuestros cuartos en un auditorio, una piscina climatizada, un mercado de ganado o un aeropuerto.

……

Uno de mis directores de cine favoritos es Stanley Kubrick, y lo es porque fue capaz de no encasillarse, de filmar algunas de las mejores películas de géneros tan dispares como la ciencia ficción, el cine antibélico, histórico, de terror, etc.

Rosa Montero, ¿no se porqué?, me recuerda a Stanley Kubrick. Porque en sus libros ha abordado como aquel, de forma maestra, los más variados géneros: desde la CIFI de “Lágrimas en la lluvia”, a la novela histórica de “Historia del rey transparente” (aunque Rosa la define como novela de aventuras o fantasía)

En “La ridícula idea de no volver a verte” Rosa Montero reconoce la influencia consciente de dos escritores: una es la americana Ursula K. Le Guin (que precisamente ha publicado obras dentro de numerosos géneros, principalmente ciencia ficción y fantasía, aunque también ha escrito poesía, libros infantiles, ensayos o traducciones) el otro autor es Nabokov (que también y… tan bien adaptó al celuloide Kubrick con “Lolita”).

Rosa Montero ha dicho que “El origen de la creatividad está en el sufrimiento, el propio y el ajeno”. Rosa, de pequeña, enfermó de tuberculosis. Estuvo sin ir al colegio de los 5 a los 9 años. Recluida en casa, se dedicó a leer y escribir.

Luego estudió periodismo y psicología. Colaboró con grupos de teatro independiente, como Canon o Tábano, a la vez que empezaba a publicar en diversos medios informativos (Fotogramas, Pueblo, Posible)

Desde finales de 1976 trabaja para el diario El País, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical entre 1980 y 1981.

En 1978 ganó el Premio “Manuel del Arco” de Entrevistas, en 1980 el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios y en 2005 el premio de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Ha publicado, ¡vosotros lo sabéis bien!, unas cuantas novelas:
Empezando en 1979 con “Crónica del desamor”, “La función Delta”, “Te trataré como a una reina”, “Amado Amo” en 1988.

En “La ridícula idea de no volver a verte” escribe que “escondí durante décadas mi parte más imaginativa y fomenté la lógica, porque las discusiones intelectuales y racionales eran el ámbito del varón, el territorio de combate en donde te ganabas el respeto del contrario, mientras que las fantasías eran vagarosas tontunillas de mujer…Por eso mis primeras novelas son todas más realistas, y sólo pude comenzar a liberarme de esa represión o mutilación mental en mi quinto libro, Temblor, una novela de cifi que fue publicada en 1990, es decir, cuando yo ya había cumplido la más que respetable edad de treinta y nueve años. Todo ese tiempo me costó empezar a sacar a la luz mi parte más fantástica. A esa niña imaginativa que había mantenido prisionera bajo siete llaves en mi interior”.

Tras “Temblor” llegan “Bella y oscura”, “La hija del caníbal” (Premio Primavera de novela en 1997), “El corazón del Tártaro”, “La Loca de la casa” (Premio Qué Leer 2004 al mejor libro del año, Premio al mejor libro extranjero publicado en Italia en 2005 y Premio “Roman Primeur” 2006 en Francia).

“Historia del rey transparente”, Premio Qué Leer 2005 al mejor libro del año, y Premio Mandarache de jóvenes lectores 2007.

“Instrucciones para salvar el mundo”, “Lagrimas en la lluvia”, y “La ridícula idea de no volver a verte” en 2013.

Ha publicado el libro de relatos “Amantes y enemigos” (Premio Círculo de Críticos de Chile 1999) y ensayos biográficos como Historias de mujeres o Pasiones. También libros juveniles y recopilaciones de entrevistas y artículos.

Hace poco ha publicado “Dictadoras, las mujeres de los hombres más despiadados de la historia”, basada en una serie de tv.

Su obra está traducida a más de veinte idiomas y es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Puerto Rico.

Una extensa y fructífera obra que los clubs de lectura de las bibliotecas asturianas hemos leído y releído en estos últimos meses con motivo de este esperado encuentro.

Os decía antes que a los de Grado nos llaman moscones y que hay muchas leyendas sobre el origen de este apelativo, pero lo cierto es que en la documentación conservada de la Edad Media, en los siglos XII y XIII, aparece repetidamente una familia poderosa en esta zona (que por aquel entonces se llamaba Prámaro y no Grado) cuyo cognomen era Mosca. A uno de ellos, Suero Mosca, el rey Alfonso VII le entregó unas tierras, donde actualmente se asienta la villa de Grado, con sus correspondientes campesinos, con sus vasallos, a los que se llamaría desde entonces moscones.

Hoy, aquí, en esas gradas, hay unos cuantos moscones, y muchos asturianos de otros concejos, pero todos adoptamos hoy un cognomen, un gentilicio común, somos todos monteros: lectores de Rosa Montero

¿Hemos venido a oírla a ella verdad? Pues me callo y cedo la palabra a Doña Rosa Montero.

Muchas gracias


Enlace al video del Encuentro con Rosa Montero (1 de 4)
Enlace al video del Encuentro con Rosa Montero (2 de 4)
Enlace al video del Encuentro con Rosa Montero (3 de 4)
Enlace al video del Encuentro con Rosa Montero (4 de 4)


miércoles, 4 de noviembre de 2015

La novela de Ton Areces, la novela de Grado

La mosquitera 1
La novela de Ton Areces, la novela de Grado
Gustavo Adolfo Fernández


Con motivo del Día del Libro del año 2010, desde la Red de Bibliotecas Públicas de Asturias ideamos una iniciativa conjunta, la organización de una serie de rutas literarias por las distintas localidades o concejos de la región. Oviedo, como es obvio, optó por “La Regenta” de Clarín, Mieres por “El palacio azul de los ingenieros belgas” de Fulgencio Argüelles, Pravia por “Azúcar” de Pepe Monteserín… Pero en Grado teníamos un problema, aún no se había escrito (o al menos publicado) una novela en la que Grado fuera no sólo escenario, sino protagonista principal. Es cierto que un capítulo entero de Gil Blas de Santillana está ambientado en Peñaflor o que la villa y el concejo aparecen en distintas obras literarias, pero este contexto moscón no pasaba de ser testimonial o circunstancial. Por eso, la ruta literaria que diseñamos en Grado tuvimos que centrarla en la vida y la obra de Valentín Andrés Álvarez.

Pero este año por fin se hace justicia literaria con Grado, gracias a la publicación de la novela “Éramos río” de Antonio González Areces, maestro jubilado y referente para todos cuantos escriben en este concejo.

Esta novela está ambientada en el Grado del año 50, un lugar y una época perfectamente reconocibles gracias a sus minuciosas y  bellísimas descripciones. Aquí nos reencontraremos con el río Cubia, el barrio de la Ferrería, el frontón y el parque, la biblioteca y la Casa Miranda (de los Anda en la novela), el mercado, la torre de Villanueva…

Pero el de Ton Areces no es sólo un relato en el que rememorar y celebrar Grado, es ante todo y sobre todo una buena novela, de gran calidad literaria, una obra de iniciación protagonizada por unos niños de la posguerra que “se asoman al borde de la adolescencia”.

Ton nos ha regalado a los moscones esta ficción histórica local y, a los lectores en general, más de 300 páginas de buena literatura. Pero además, durante la presentación del libro en la Casa de Cultura moscona, nos hizo otro gran regalo, la ilusión de saber que tiene casi terminadas otras dos novelas también ambientadas en distintas épocas de Grado. A la espera de ellas, sólo queda que ustedes lean esta primera novela y que yo, como bibliotecario de Grado, diseñe con ayuda de Ton una ruta literaria basada en “Éramos río”.
 
(Publicado en La Voz del Trubia nº 10 - Noviembre de 2015)
 
Portada y contraportada de la novela "Éramos río"

Ton Areces durante la presentación de su libro en la Casa de Cultura de Grado/Grau
 

lunes, 2 de noviembre de 2015

Mi foto de Crónicas mosconas

Mi foto que aparece semanalmente (los miércoles) en las sección "Crónicas mosconas" del periódico La Nueva España es obra de Eduardo Blanco. Quiero agradecerle públicamente esa sesión de fotos que he utilizado repetidamente en distintas publicaciones y en mi facebook. Como curiosidad os comento que las fotos están tomadas en la biblioteca de Grau y que el libro que tengo en mis manos es una biografía de Hugo Pratt, el autor del cómic Corto Maltés.

Foto original obra de Eduardo Blanco
Foto recortada que utilizo en mi facebook
Foto que se publica semanalmente
en el periódico y donde se ha eliminado el fondo

¿Dónde está Grado?

Crónicas mosconas 4
¿Dónde está Grado?
Gustavo Adolfo Fernández

Hace unos días atendí la visita de un grupo al Museo Etnográfico y me sorprendió que uno de estos visitantes, a pesar de ser asturiano, me confesara que era la primera vez que venía a Grado y que casi ni sabía dónde estaba. Se dice que nuestro concejo es “la puerta al suroccidente asturiano”, y antiguamente que era la “huerta de Oviedo”. Cuando fui corresponsal de La Nueva España, allá por 1996, los artículos sobre Grado aparecían en el suplemento “Occidente Semanal”. Pero cuando se construyó el tramo de la autovía A-64 que une la capital de Asturias con la villa moscona, los artículos de Grado comenzaron a publicarse en el “Oviedo y centro”. Hoy, la edición del periódico que se distribuye en el concejo es la del centro, pero en el vecino Salas ya se lee la de occidente. Si preguntásemos dónde está Grao, con la coloquial terminación en o, podríamos contestar que entre los oficiales Grado en castellano y Grau en asturiano. Por cierto, los moscones ya hablamos el bable occidental, al contrario que al otro lado del Nalón o en el vecino Trubia, quizá por ello no se publique este artículo allí. En fin, que también yo me sigo preguntando ¿dónde está Grado?

(Publicado en La Nueva España el 28-10-2015)

Barreña, las cosas por su nombre

Crónicas mosconas 3
Barreña, las cosas por su nombre
Gustavo Adolfo Fernández

No entiendo porqué algunos restaurantes moscones se empeñan en escribir en sus cartas de postres cuajada o requesón cuando en Grau siempre se ha llamado barreña. Además es que no es lo mismo, su sabor y textura cremosa poco tienen que ver. Este postre a base de queso de afuega´l pitu fresco y sin sal, azúcar y leche, se llama así, barreña, por el molde de barro (o barreñu) en el que se hacía antiguamente el queso. También creo que cambiarle el nombre es un error comercial, sobre todo ahora que cada vez son más los turistas y peregrinos que llegan a Grau ávidos de probar cosas autóctonas y típicas. La barreña es, al mismo tiempo, un placer celestial y un pecado por vicio que puedes disfrutar comiéndola sola o combinada con fresas u otras frutas, miel y nueces, melocotón en almíbar, frutos secos, tocinillo de cielo, mermelada o incluso caramelo, chocolate o turrón de Jijona en navidad… con lo que quieras, pero eso sí, no la confundas ni la llames requesón, ni cuajada, ni petit suisse, ni quark, ni yogurt griego… llámala por su nombre: barreña.

(Publicado en la Nueva España el 21-10-2015)