miércoles, 3 de octubre de 2018

75 años de la Hermandad

75 años de la Hermandad
La Mosquitera
Gustavo Adolfo Fernández

Seguimos con la resaca y el buen regusto que nos ha dejado Santiago y Santa Ana, las fiestas estivales que podemos disfrutar en Grado gracias al gran trabajo que llevan a cabo la Hermandad y el Ayuntamiento, con la colaboración de otros colectivos y particulares. Pero el verano de la villa moscona no siempre fue tan folixeru y antiguamente sólo se festejaba San Antonio en junio.
La feria de Santiago se celebraba originariamente en la desaparecida ermita de San Juan de Villapañada, hasta que se traslada a la villa a mediados del siglo XIX. Siempre se ha mencionado también la aportación económica a las fiestas de los indianos que regresaban en verano. El propio origen de Santa Ana se vincula a uno de estos emigrantes, Benigno González Longoria, que casi naufraga durante un viaje en barco de regreso a Asturias desde Cuba. Don Benigno ofreció a Santa Ana que si se salvaba haría en Grado un novenario en su honor y una comida para los necesitados del concejo, y cumplió su promesa que se convirtió en una tradición que se repetía cada año.
Con el paso del tiempo, aquel evento se convirtió en una romería en un prado (la Güelga) de las proximidades de la villa. En los años 30 y 40 del siglo XX era una Comisión Municipal la que organizaba los festejos en los que, además de romerías y verbenas, no faltaban otras actividades como carreras ciclistas, campeonatos de pelota en el frontón, bolo batiente, fuegos artificiales o una feria de ganado.
En 1943 se crea la Hermandad de Santiago y Santa Ana, como curiosidad podéis leer su reglamento fundacional que se reproduce en el porfolio de las fiestas de 1991. Su primer presidente fue Telesforo Palacios, un praviano fallecido prematuramente a los 50 años, pero que fue un personaje muy interesante que estuvo también vinculado a la creación de la romería del Xiringüelu. Toni Barbón cuenta que Telesforo jugó al fútbol en Grado y que fue el “primer profesional” pues le pagaban un bocadillo y el viaje cada día de partido.
Sirvan estas líneas de humilde homenaje y gratitud a todas las juntas directivas de la Hermandad que durante 75 años han trabajado para que los demás moscones disfrutemos de las fiestas.
(Publicado en La Voz del Cubia nº 32 de agosto de 2018)

lunes, 1 de octubre de 2018

Fosfenos

Fosfenos
La Mosquitera
Gustavo Adolfo Fernández

Estoy de vacaciones adormilado en una hamaca. Bostezo y sin abrir los ojos me los restriego con fuerza, aparecen entonces en mi campo visual formas caleidoscópicas. Cuando era niño, pensaba que aquello de ver luces y patrones geométricos era algo mágico que sólo me pasaba a mí cuando me frotaba los ojos cerrados, igual que hacía Aladino con su lámpara maravillosa. Quizá por eso, aprovechaba también aquel momento especial para pedir un deseo. Mucho después supe que esa sensación visual le pasa a todo el mundo y que se denomina fosfeno.

Estoy en el extranjero y llevo varios días sin saber nada de Asturias. Al principio de mis vacaciones tengo tantas ganas de desconectar, de olvidarme del mundo, que siempre apago mi teléfono móvil y me niego a leer periódicos o a ver telediarios. Pero al cabo de unos días, empieza a picarme la curiosidad, tal como me ocurre ahora mismo que estoy buscando en Internet noticias sobre Grado. Y así me entero de que, por fin, han derribado los edificios en ruinas de la calle El Barquillo. Resultaba vergonzoso el lamentable estado de una zona que, por otra parte, era muy especial para mí pues allí jugaba de pequeño y en uno de esos edificios derribados empezamos a hacer radio de la mano de Fernando Flórez. Es una gran noticia para la fisonomía de la villa que se une además a otras recientes mejoras en el paisaje urbano local como la inauguración de dos nuevos establecimientos hosteleros o la rehabilitación del edifico de la antigua casa de postas, en la confluencia de las calles Alonso de Grado y Eduardo Sierra.

Dejo el teléfono y vuelvo a acomodarme sobre la hamaca, ¡voy a hacer mi magia!, presiono mis globos oculares y pido a mis fosfenos algunos deseos urbanísticos para la villa moscona: empezando por una circunvalación que solucione el embudo circulatorio de Las Calles Nuevas, que se salven las paneras del Bolado, la casa de Álvaro Flórez Estrada en Cimadevilla, que se restaure el entorno del Infierno, el edificio de la antigua sastrería Feito, el molino del pasaje y las galerías de los edificios cercanos, la fuente de San Pelayo y un largo etcétera.

(Publicado en La Voz del Cubia nº 33 de septiembre de 2018)