miércoles, 23 de enero de 2019

Admirable loco

Admirable loco
La Mosquitera
Gustavo Adolfo Fernández
Es muy cómodo adorar a dioses todopoderosos, igual que es sencillo admirar a infalibles héroes de novela o tebeo. También es costumbre tener cómo ídolos a famosos inaccesibles, de los que sólo nos llegan sus ecos públicos pero  a los que jamás hemos visto en persona. Lo realmente complicado es reconocer la valía de tu vecino, de aquella persona que tienes tan cerca que puedes ver hasta la última de sus arrugas y el más nimio de sus defectos.
Los Encuentros de Literatura y Artes de Grado rinden homenaje este mes al maestro y escritor Antonio G. Areces con motivo del aniversario de su fallecimiento, un “cabudañu cultural” que incluye la edición de un poemario y una muestra colectiva de artistas de su generación, sin duda una de las mejores exposiciones que se han visto nunca en la Casa de Cultura moscona. El escultor Fernando Alba, coordinador de esta exposición y amigo desde la juventud de Ton Areces, ha dicho que “Grado homenajea ahora al que antes llamaba loco”, por suerte ahora son otros tiempos y también otro Grado.
Hace ya trece años, Ton estuvo en la primera edición de estos Encuentros, participó también en aquella primera cena literaria, en la revista literaria “Las Hojas del Foro” y en los clubs de lectura. Ahora, el Foro de Creación y Lectura ha decidido que estas jornadas culturales  lleven el nombre de Toni Areces.
Escritor, filósofo, ex activista político, crítico de arte, poeta, maestro y referente para todos cuantos aman la cultura en este concejo. Esta columna se me queda pequeña para contar todo lo que querría sobre Ton, pero quiero finalizar recordando una anécdota personal. Al llegar a la adolescencia mis amigos fueron poco a poco dejando de leer tebeos, pero yo seguía disfrutando con ellos aunque me diera un poco de vergüenza. Fue entonces cuando coincidí con Ton en una librería de Grado y descubrí que aquel señor tan culto, aquel maestro, también leía cómics, lo que reforzó mi afición al llamado noveno arte. Creo que nunca te conté esto en vida ni te di las gracias por ello, lamento que mi gratitud y la de tu pueblo hayan llegado tarde.
(Publicado en La Voz del Cubia nº 30, junio de 2018)

martes, 22 de enero de 2019

Cenotafio

Cenotafio
La Mosquitera
Gustavo Adolfo Fernández

Hay personas que no deberían morir nunca, gente que aporta tanto y deja tal huella que permanece para siempre en la memoria colectiva de una comunidad. En Grado, por desgracia, hemos tenido en este último mes varios ejemplos como los fallecimientos de Antonio Pavón y Emilio Huerta "Triqui" o los homenajes póstumos a Ton Areces y José Antonio Fernández "Zapata".
Un cenotafio es un monumento funerario en el que no está el cadáver del personaje a quien está dedicado. Por alguna razón me acordé de esa palabra en el cementerio, durante el entierro de nuestro querido Antonio Pavón Palomo. Al ver su tumba llena de flores aportadas tanto por familiares como amigos, instituciones o asociaciones, quise creer que Toni Pavón no podía estar bajo aquellos mármoles, sino que seguía muy presente entre nosotros, entre todos los que tuvimos la suerte de conocerlo.
Desde luego que Toni ha dejado huella en Grado, a donde llegó de su Antequera natal siendo un adolescente, un concejo moscón que amó, honró y por el que trabajó altruistamente como el que más a través de distintos colectivos. Siempre nos quedará el recuerdo de una persona extraordinaria que, como buen andaluz, trasmitía alegría y, como buen asturiano de adopción, siempre podías contar con él. ¿Quién nos recordará ahora las efemérides locales o los cumpleaños? ¿Quién nos recitará poesías?... Nadie podrá sustituir la figura ni la labor de Toni Pavón. Nos queda el consuelo de que su querido Grado le devolvió algo de gratitud cuando se le nombró con todo merecimiento Hijo Adoptivo. Pero me niego a hablar de él en pasado. Su mujer, Regina, va a seguir pagando el carné de socio nº1 del Mosconia porque Pavón sigue aquí, con nosotros. Su tumba es un cenotafio del que Toni se ha escapado para estar con su familia, para seguir asistiendo en primera fila a todos los actos de la Casa de Cultura, para regalar globos a los niños con los que se cruza por el parque, para hacer su ronda de visitas a las dependencias municipales, a la residencia, al Casino… Una enfermedad ocular, la retinosis pigmentaria, privó de la vista a Toni hace años… pero los ciegos fuimos nosotros.
(Publicado en La Voz del Cubia nº 31 de julio de 2018)