EL AULA DE LAS
METÁFORAS
Gustavo Adolfo Fernández
El domingo 29 de febrero, a las
12 de la mañana, se inaugura en
El proyecto.
Recuerdo perfectamente la primera
vez que hablé con Fernando, una tarde recibí en la biblioteca una llamada
telefónica suya, tras presentarse (aunque yo ya sabía que era un poeta
asturiano e incluso conocía su obra) me dijo que quería concertar una
entrevista conmigo para proponerme “una cosa”, quedamos en vernos a la mañana
siguiente y yo supuse que lo que venía a ofrecerme era un recital poético o
algo parecido, poco podía imaginar que lo que me iba a contar y proponer haría
que, literalmente, se me pusieran los pelos de punta por lo inesperado e
ilusionante del proyecto. Fernando pretendía donar a la biblioteca de Grado
nada menos que 1700 libros para crear una colección especial y exclusiva de
poesía.
¿Por qué Grado? Fernando llevaba ya bastante tiempo barajando esta idea e incluso había recibido varias ofertas de bibliotecas madrileñas, pero una corazonada le hizo acordarse de Grado, el lugar de origen de su familia; lo que propició que finalmente se decidiera por la opción de Grado fue enterarse de que la biblioteca municipal moscona había recibido un premio nacional por su labor de animación a la lectura.
Fernando Beltrán.
“Desde ese descampado
tiran a veces piedras
que rompen los cristales…”
Me resulta difícil hablar de
Fernando Beltrán sin dejarme llevar por la pasión. Tal vez sólo los que estamos
perdidamente enamorados de los libros, como lo está el propio Beltrán, seamos
capaces de valorar en su justa medida su donación. Cuando cada página es una
vida, cuesta imaginar lo que supone desprenderse de casi mil setecientos libros;
Fernando diría que “no me desprendo de nada, mis libros siguen en casa, en mi nueva
casa de Grado”.
“esta verdad de habernos
juntado todos
y este espacio tan triste
de la ciudad a veces”
Fernando nació en Oviedo en 1956, aunque su familia es originaria de la localidad moscona de Bayo. Con 14 años se traslada a Madrid, ciudad en la que vive actualmente, aunque siempre que puede vuelve a su querida Asturias. Además de poeta, es profesor del Instituto Europeo de Diseño y fundador del estudio creativo El Nombre de las Cosas.
“el deseo sin fin
de la mujer poema”
Leopoldo Sánchez Torre es probablemente quien mejor conoce al Fernando poeta y su obra. En el prólogo de “El hombre de la calle”, Leopoldo nos dice que “la de Fernando Beltrán es una poesía amiga, una poesía que acompaña; uno se instala en sus poemas como en su propia casa, se arrellana cómodamente en sus versos, se deja traer y llevar por su ritmo ágil y absorbente, se deja mecer por el acogedor vaivén de su palabra. Sin embargo, cuando uno se da cuenta, ha comenzado un inquietante paseo por la conciencia: uno empieza rápidamente a emitir interrogaciones, a preguntarse por su propia identidad, por su naturaleza, por su condición de individuo y de ser social”.
“me dices que te cuente
y he de hablarte
algunas lluvias previas”
La obra poética de Fernando
Beltrán incluye, entre otros títulos, “Aquelarre en Madrid” (Adonais, 1983),
“Ojos de Agua” (El Observatorio, 1985), “Cerrado por reformas” (
“dijo tengo sueño
y se quedó dormido”
La metáfora en el calendario.
Volvamos a la gestación del Aula
de las Metáforas. Como es lógico, el Ayuntamiento de Grado estuvo encantado
desde un principio con la propuesta de Fernando Beltrán, y hay que agradecerle
a la concejalía de cultura su total implicación y apuesta decidida por este
proyecto. El Aula era un poema inacabado sobre el que se trabajaba y que poco a
poco iba tomando forma, Fernando encontró el nombre perfecto -Aula de las
Metáforas-, se buscó el espacio más adecuado para instalarla, se materializó el
donativo, se presentó el proyecto a la prensa… y llegó el momento de fijar una
fecha para la inauguración. Recuerdo que estábamos reunidos en las propias
dependencias donde se iba a instalar el Aula, todos callamos por unos instantes
pensando en el día más adecuado…yo miré a Fernando que se había sentado como
para concentrarse mejor, de repente dio un salto y nos preguntó si el 2004 era año
bisiesto, así, gracias a aquella inspiración del poeta, se fijó un 29 de
febrero como fecha simbólica, en palabras del propio Fernando “escogimos ese
día porque es una metáfora en el calendario”.
El Aula de las Metáforas va a
ocupar unas dependencias de la planta baja de
El logotipo.
El destino es a veces caprichoso.
Conocí a Rafa Celda en Madrid, en el Ministerio de Cultura, cuando la ministra Pilar
del Castillo entregó el premio a nuestra biblioteca. Rafa estaba allí como
autor de otro precioso logotipo, el del Plan Nacional de Fomento de
Rafa Celda, amigo personal de Fernando, ha tenido el detalle no ya de hacernos el logotipo, sino de venir a Grado a presentarlo y colaborar en varias gestiones, propuestas e ideas sobre el Aula. Durante su estancia en Asturias, a Rafa le preguntaron varias veces sobre lo que había tratado de representar con su diseño, me alegro de que no quisiera responder y comparto su opinión de que lo importante es lo que sugiere esa imagen a cada uno, sin que nadie te diga lo que debes ver en ella, no me gustan los diseños que vienen con libro de instrucciones.
El Aula de las Metáforas.
La última vez que hablé con
Fernando -ayer mismo- para ultimar algunos detalles, me dijo “se sabe donde
comienza, pero nunca donde concluye una metáfora”. El punto de partida será el
próximo domingo día 29, con un acto de inauguración del que prefiero no
adelantar nada. ¿En qué se convertirá en el futuro el Aula de las Metáforas?
Quizá en una modesta “Biblioteca de Alejandría” de la poesía, o quizá en un
pretexto y un contexto para actividades de animación a la lectura, sin duda en
un lugar de encuentro, de lectura, de reflexión… en suma en una biblioteca, que
siempre es mucho más que una simple colección de libros. El futuro del Aula
está por escribir, en todo caso… disfrutemos del presente.
(Publicado en La Nueva España el 10-2-2004)