SAN PEDRO DE VEGA DE ANZO
Gustavo Adolfo Fernández
Todos sabemos que San Pedro es la "piedra", el cimiento sobre el que Jesús edificó la Iglesia, el primer obispo de Roma y fundador del pontificado. Pero para los vecinos de Vega de Anzo la figura de San Pedro tiene por añadidura un significado muy especial. Así, en torno a la modesta pero emblemática capilla que lleva su nombre, todos los años se celebra una misa que reúne a las familias no sólo de Vega, sino también de La Fontana, El Llano, Llera, Sobrepeña, La Caborna, Bellota y alrededores. Un acto religioso que también tiene su importancia social como punto de encuentro de parientes y amigos que quizá llevan demasiado, siempre es demasiado, sin verse.
Año tras año San Pedro es testigo de la fidelidad de las gentes que siempre acuden a rendirle culto en un marco incomparable. De la centenaria capilla parte la corta pero sentida procesión con la imagen del santo, para llegar a la antigua escuela (felizmente restaurada) donde se celebra la misa. Cada año se ve alguna cara nueva al aumentar alguna familia; los niños van creciendo y cambian los pantalones cortos por los largos; a los más veteranos, cada vez les cuesta más subir el camino que lleva a la capilla; y otros, tristemente ya no pueden acudir al no estar ya entre nosotros, pero nos consuela saber que San Pedro que tan bien nos conoce a todos, tiene en su mano las llaves del Cielo.
Desde que San Pedro (el 29 de junio) ya no es día festivo, la misa en la escuela se ha trasladado al primer domingo siguiente, aunque el día 29 continúa celebrándose una misa por los difuntos. Atrás quedaron otros tiempos en los que, al calor de la festividad de San Pedro, también se celebraba romería en el pueblo. Y más atrás aún, cuando la capilla todavía estaba en su anterior emplazamiento de La Fontana, tenemos que buscar la bonita tradición popular que nos habla de una gran sequía. Los vecinos, desesperados al ver sus campos cada vez más secos y que continuaba sin llover, decidieron llevar la imagen de San Pedro al río Nalón. La tormenta que siguió fue tan grande que los "goxos" en los que se recogía el trigo fueron arrollados hasta el propio río. Desde entonces se celebra anualmente una "misa de las nubes" para pedir que no haya más tormentas.
Otra tradición recuerda una ocasión en la que se colocó un ramo de planta de San Juan en la mano de la imagen de San Pedro. Una planta que echó raíces, las mismas que nos hacen volver aunque sea una vez al año a la capilla, a la escuela, al pueblo.
(Publicado originariamente en el año 2001 en la Hoja Parroquial de Santa Eulalia de Valduno)
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