Glosa “Mercáu de Grau” Moscón de Oro Local 2024
Gustavo Adolfo Fernández (05/10/2024)
¿Se imaginan ustedes una mañana dominical en Grau sin su mercáu tradicional? Resulta difícil, casi imposible. Las principales calles y plazas de la villa conforman un cuadro costumbrista que se repite cada domingo (y cada miércoles) desde hace siglos. Los vendedores madrugan más que el propio sol para preparar este lienzo que se va poco a poco llenando con las pinceladas de gentes y mercancías.
La paleta de colores incluye los variados productos de la rica huerta moscona, frutas y frutos de temporada, los siempre citados quesos de afuega´l pitu o los panes de escanda, artesanía, herramientas, ropa y calzado, un arco iris de productos de todo tipo. Sin este cuadro del mercado, los domingos moscones serían una galería de arte vacía.
El mercáu tradicional de Grau recibe hoy el Moscón de Oro Local 2024 y todos estaremos de acuerdo en que es un galardón más que merecido por su importancia económica para el concejo, como emblema y seña de identidad local, por tantas cosas que pueden añadir ustedes mismos los adjetivos y piropos que quieran.
El origen del mercado moscón debemos remontarlo a la propia fundación de la puebla o pola de Grado allá por el siglo XIII. Estas pueblas, precedentes de las actuales villas asturianas, fueron creándose jurídicamente durante los siglos XIII y XIV merced a concesiones reales o eclesiásticas y por medio de las denominadas cartas de población. Lamentablemente no se conserva la carta puebla de Grado, pero por referencias indirectas sabemos que fue concedida por el rey Alfonso X el sabio antes del año 1256. Así que Grau y su mercáu tienen al menos 768 años de historia.
El contenido de todas estas cartas puebla era similar y solía incluir la concesión del privilegio de celebrar un mercado semanal. Normalmente también se señalaba el emplazamiento de este mercado y el día de la semana de su celebración para que no coincidiera con el de otros concejos de la zona.
La importancia social y económica que adquiere el mercado de Grau se debe a la posición estratégica de la villa junto a importantes vías de comunicación (el Camín Real de la Mesa y el Camino de Santiago), por ser el centro de una extensa comarca, por las fértiles tierras de su vega, su proximidad a Oviedo y ser la puerta del suroccidente asturiano. Precisamente cuando el cronista Álvaro Fernández Miranda nos habla en 1907 de los “concurridísimos y abundantes” mercados moscones, nos dice que “en la capital los llaman la despensa de Oviedo”, una fama que perduró en el tiempo y no sólo en relación con la capital del Principado, ¿qué moscón de cierta edad no recuerda los camiones de revendedores que partían cada domingo llenos de mercancías hacia Mieres y otras localidades?
A mediados del XVIII había en Asturias 37 mercados semanales que se celebraban en las villas cabeceras de comarca. Algunas de estas localidades como Avilés, Gijón, Luarca, Navia y la propia Grado, contaban con dos mercados a la semana. Pero de ellas, sólo Grado conserva hoy los dos.
La Flor de Grau, declarada el año pasado fiesta de interés turístico regional, era históricamente el primer gran mercado, la primera feria, tras la invernada y la llegada de la primavera.
En el Catastro de Ensenada, de 1752, se dice que las ferias de la villa eran las de La Flor y la Florina, y duraban tres días. He de confesarles que me fascina ese nombre de Florina, con ese diminutivo en -ina de resonancia tan cariñosa y a la vez tan típicamente asturiano.
No sé cuándo dejó de utilizarse Florina para designar a esta tradicional fiesta y feria que hoy, 272 años después, conocemos como la Segunda Flor, pero su nombre ha ido cambiando ligeramente a lo largo del tiempo. En 1907 Fernández Miranda habla de “La Flor primera y la Flor postrera” que duraba entonces dos días, domingo y lunes. En los años 20 del siglo XX ya se habla de La Flor Primera y La Flor Segunda, que tienen lugar el primer domingo tras la Pascua de Resurrección y siete semanas después.
No pretendo que se le cambie el nombre a la Segunda Flor…. (o sí), pero quizá podría recuperarse de alguna manera esta palabra tan guapa de Florina para que ambas denominaciones convivan.
A finales de este siglo XVIII, y sobre manera desde el XIX, comienza la decadencia de los mercados periódicos asturianos con la creación de un comercio de tiendas permanentes.
Grau sigue siendo hoy en día una importante villa comercial, de servicios y ocio para toda la comarca. Y su mercáu sigue siendo uno de los principales reclamos y eje vertebrador de la economía moscona. Hace unos años se dieron pasos importantes con la consolidación de mercados temáticos y especializados (los populares mercadones) como el Certamen de la Escanda. A lo largo del año se celebran ferias de ganado como la Caída, los Prados o San Simón.
Sin ir más lejos actualmente está en ejecución un plan global municipal, financiado con fondos europeos, centrado precisamente en potenciar el comercio local y los mercados, que incluye la peatonalización de calles y plazas del centro de la villa, paneles informativos con información comercial y turística, cursos de formación o la creación de una plataforma digital.
Prácticamente todos los vecinos del concejo tenemos vínculos familiares con comerciantes o con vendedores de la plaza.
No es casual que Hijos ilustres de esta tierra hayan sido precisamente comerciantes como César Rodríguez y Pepín Fernández, fundadores del Corte Inglés y Galerías Preciados. O que el mismo Valentín Andrés Álvarez orientara su vida profesional hacia la economía. Su hijo mayor, Valentín Álvarez Corugedo, dejó por escrito una anécdota muy significativa:
Durante una visita a España del premio Nobel de economía Vasili Leontief, le preguntó a Valentín Andrés sobre sus escritos de Teoría del Mercado y éste le contestó lo siguiente (y leo literalmente las palabras que Álvarez Corugedo atribuye a su padre): “Mire usted, sobre el mercado todo lo aprendí en Asturias, en mi pueblo natal de Grado; allí se celebran dos mercados semanales; en ellos se dan las mismas situaciones que en cualquier mercado mundial o bolsas de comercio, desde la libre competencia, el monopolio, o cualquier otro fenómeno”.
Hay que desterrar la idea de que el mercado es un fenómeno exclusivo de la villa. Son los productos y productores de los pueblos del concejo y la comarca los que históricamente han dado contenido y prestigio a este mercado.
En Grau tenemos un cantar, un dicho con algunas variantes que dice más o menos:
“Una tienda en cada esquina
hay en la villa de Grau,
los hombres en la taberna,
las muyeres trabayando”
Y es cierto que el comercio en general y especialmente los puestos del mercado han sido siempre en Grau un fenómeno eminentemente femenino.
Por eso es de justicia que hoy sea una mujer, Ana Álvarez Riesgo, la que recoja este galardón en nombre de todas las vendedoras que han pasado durante siglos por la plaza. Les invito a que cada uno de ustedes se imaginen a su particular vendedora recogiendo este premio. Podrá ser un familiar, una madre, una abuela o (en mi caso, mi bisabuela la Kika). O quizá sea su vendedora de confianza de toda la vida, que quizá ya no esté y perviva sólo en sus recuerdos, en su corazón, o quizá siga aún hoy con su puesto en el mercáu. Puede ser una sólo o varias, o muchas, o todas, sí son todas las vendedoras y todos los vendedores, empleados municipales y vecinos que aportaron en mayor o menor medida su granito de arena para que el mercáu de Grau se convirtiera en un referente comercial, económico y también social.
Pero es que en esencia somos todos los moscones los que recogeremos hoy este premio, más nuestro que nunca.
El vínculo identitario de la villa y todo el concejo con su mercado permanece hoy intacto. Los moscones mercadeamos cada domingo, las gentes de los pueblos reservan los miércoles para bajar a la villa para hacer sus recados, sus enredos como solemos decir. Pero la plaza moscona es además el punto de encuentro social preferido para los habitantes de toda la comarca.
Para conocer el mercáu de Grau no hace falta ir a un museo, basta, qué suerte, con venir una mañana de domingo o miércoles a la villa. Pero para comprender su origen y evolución sí. Para eso el Ayuntamiento inauguró hace poco la nueva sede “Villa y mercau” del Museo Etnográfico y de Historia de Grau, centrada precisamente en la historia de la villa, su popular mercáu, su actividad comercial e industrial.
Además de fotos históricas y objetos de comercios emblemáticos cedidos por los vecinos, les recomiendo que vean el documental creado con fondos del Archivo de la tradición Oral de Ambás en el que se muestran una serie de testimonios de vendedores y comerciantes que narran en primera persona la historia del mercáu, hablan de sus historias de vida en el mercáu, del vicio (como ellos mismos dicen) de vender en el mercáu.
¿Se imaginan ustedes una mañana dominical en Grau sin su mercáo tradicional? Resulta difícil, casi imposible… y además no hace falta que lo hagan, tal cosa no va a suceder. Será un mercado diferente, en un Grau distinto, serán otras personas las que mercadeen, pero a buen seguro que nuestro mercáu de Grau seguirá ahí afuera, aquí al lado, durante al menos otros 768 años más.
Muchas gracias.